Al final de su carrera, Pushkin realizó la transición entre poesía y prosa, y demostró tanta genialidad en este género como en el que se dio a conocer. Dicha prosa, de forma especial Historias de Belkin, contiene muchas de las virtudes de su poesía: claridad, coherencia e ingenio. Estos cuentos, destinados a familiarizar a la audiencia lectora de San Petersburgo con las clases bajas, contribuyeron a la identificación de Pushkin como escritor nacional de Rusia, un hombre con un abanico de simpatías tan extenso como tipos de gente existían en la sociedad que habitaba. Ingeniosos, divertidos y llenos de sensibilidad, son considerados una pieza imprescindible para entender la gran literatura rusa que surgiría tras Pushkin. Como apunta el ameno prólogo que acompaña a esta nueva colección, la publicación del ciclo marcó la transición entre un estilo literario más afrancesado y la incorporación e incluso creación de un lenguaje literario propiamente ruso. En los relatos abundan los duelos, las identidades confusas, los amores malogrados, los juegos de azar? Profundamente adelantados a su tiempo, al carecer de modelos preexistentes, Pushkin se sirve de la literatura popular de la época para realizar una parodia tanto de los géneros en boga como de su propia sociedad. El resultado es inteligente en extremo, divertido y profundamente original. Las historias de Belkin son un clásico imprescindible de la literatura eslava, aunque la inmensa reputación de Pushkin como poeta los haya eclipsado en cierta medida. Las Historias de Belkin se encuentran entre los ciclos de relatos rusos más divertidos e ingeniosos, y anuncian muchos de los caminos hacia los que evolucionaría la literatura del siglo veinte.
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