Federico y Sira, dos monos a los que les gusta leer, proponen a Antón, el encargado de su tribu, crear una biblioteca. Pero será muy complicado captar la atención de todos los monos, muy despistados, para contarles el plan. Solo será posible en el jardín de las risas, mientras suena la marcha de los monos.

A Marian le gustan mucho los polos helados. Pero descubrirá que el Polo Norte le gusta más. La vida en las tierras heladas del Ártico y su impresionante paisaje la sorprenderán. Conocerá a los esquimales que se llaman a sí mismo inuits, a los zorros árticos que cambian de color cuando llega el verano, a manadas de lobos caz ando juntos y compartirá con sus amigos inuits una búsqueda en la que pasará miedo con un amenazante oso polar, pero también disfrutará de otras muchas cosas desconocidas para ella.

Para Tania los libros son fuente de conocimiento y entretenimiento, y en una biblioteca realizará el más increíble de los viajes: llega a un extraño país donde sus habitantes están sometidos por el despótico Consejo, del que los ayudará a defenderse descubriendo sus estratagemas.

El mono Antón está muy raro, como hipnotizado, y solo sale de noche, buscando la luna. Todo eso le ocurre desde que escuchó en un concierto la serenata A la luna, por la bellísima Raskolnikova... Pero al final sus amigos conseguirán liberarle del hechizo y que recupere su alegría.